Cuenta
el periodista cubano Victor Muñoz en un artículo del diario El Mundo
publicado el 25 de Julio de 1917 una anedocta interesante sobre la vida
de Martí. Muñoz tuvo el privilegio de conocer a nuestro Apóstol en los
Estados Unidos.
La anedocta se vincula a la tensión racial que se comenzaba a notar en Tampa entre los exiliados cubanos blancos y negros. Martí escucha de estas tensiones y al entender de lo contraproducente y negativo de aquellas fricciones llega viaja de Nueva York a Ibor City a darle solución a este problema.
¿Que hizo el Apóstol? Al llegar a Ibor City fue directamente a la casa de la patriota negra cubana Paulina Pedroso, tocó a su puerta y con una sonrisa amplia en sus labios, cordialidad y mucho respeto la invitó del brazo a pesear por las calles principales de la ciudad para mediante su acción sin decir una sola palabra enviar el mensaje de unión entre patriotas blancos y negros.
Fue esto suficiente para mover almas y cambiar corazones pues al partir Martí, tanto cubanos blancos y negros fueron a despedirlo asegurándole que nunca había existido entre ellos diferencia alguna.
Solo un líder de la estatura moral y la capacidad de nuestro apóstol pudo influir sin pronunciar una sola palabra. Consecuente con su propio pensamiento Martí demostró que "Hacer es la mejor manera de decir.
La anedocta se vincula a la tensión racial que se comenzaba a notar en Tampa entre los exiliados cubanos blancos y negros. Martí escucha de estas tensiones y al entender de lo contraproducente y negativo de aquellas fricciones llega viaja de Nueva York a Ibor City a darle solución a este problema.
¿Que hizo el Apóstol? Al llegar a Ibor City fue directamente a la casa de la patriota negra cubana Paulina Pedroso, tocó a su puerta y con una sonrisa amplia en sus labios, cordialidad y mucho respeto la invitó del brazo a pesear por las calles principales de la ciudad para mediante su acción sin decir una sola palabra enviar el mensaje de unión entre patriotas blancos y negros.
Fue esto suficiente para mover almas y cambiar corazones pues al partir Martí, tanto cubanos blancos y negros fueron a despedirlo asegurándole que nunca había existido entre ellos diferencia alguna.
Solo un líder de la estatura moral y la capacidad de nuestro apóstol pudo influir sin pronunciar una sola palabra. Consecuente con su propio pensamiento Martí demostró que "Hacer es la mejor manera de decir.
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